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Presentación

El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) viene impulsando una política orientada al uso intensivo de la información que produce mediante el desarrollo de investigaciones socioeconómicas. En este contexto y en el marco del programa Mejoramiento de Encuestas y de la Medición de las Condiciones de Vida en los Hogares del Perú ( MECOVI-PERU), proyecto patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), realizó una convocatoria a investigadores nacionales para desarrollar la consultoria «Condiciones de Vida y Pobreza en el Perú 1997-1998»; vinculados al tema de la pobreza y las condiciones de vida de los hogares.
Resultado de este este trabajo es el documento Condiciones de Vida y Pobreza: 1997-1998, el cual contiene un análisis de la situación de la pobreza en el Perú y de los cambios ocurridos en las condiciones de vida durante el referido periodo. Ha sido elaborado por el economista Carlos Figueroa Asencios con la información de la Encuesta Nacional de Hogares del cuarto trimestre de 1997 y 1998.
Esperamos que este trabajo ayude a promover el debate y conocer los cambios en las condiciones de vida y pobreza de los hogares en el Perú.
 
Introducción

El objetivo principal del presente trabajo ha sido conocer las principales diferencias y semejanzas en las condiciones de vida y pobreza de la población peruana, y de los cambios ocurridos en ella, entre distintos grupos poblacionales, así como, al interior de los mismos. Ello permitiría establecer líneas de acción para mejorar la situación de aquellos que se encuentran en peor situación.
Uno de los indicadores más importantes del nivel de vida está dado por el nivel de pobreza, al que se suele aproximar por el ingreso o gasto percápita de los hogares. Por esta razón se analiza, en primer lugar, la pobreza a través de la metodología de la línea de pobreza, y los indicadores Head-count de brecha y de severidad (FGT 0, 1, 21), utilizando tanto el gasto como el ingreso.
Sin embargo, la pobreza es un concepto multidimensional, es decir no depende de una única variable. Ello implica la necesidad de realizar el análisis de otras variables relacionadas con las condiciones de vida de la población.
Lo que interesa en este último caso, es no sólo conocer los niveles absolutos de éstas variables (traducidas en indicadores) sino las brechas existentes, y los cambios en éstas. Ello recogería una de las características principales de la pobreza extrema en el Perú: la heterogeneidad2. Es necesario por consiguiente trabajar con variables que tengan variaciones de corto plazo.
Siguiendo el esquema anterior se pudo tener un mayor panorama sobre la situación de la pobreza en el Perú y de los cambios ocurridos en las condiciones de vida de la población en pobreza y pobreza extrema durante el período 1997-98; lo que permitió plantear algunas recomendaciones de política social conducentes a mejorar esta situación.
La metodología utilizada para calcular los indicadores e índices de pobreza de 1998 fue la de la Línea de Pobreza empleada por el INEI en 1997. Dado que se realizarían comparaciones en el tiempo, se debió previamente replicar y validar la metodología. Los cálculos se hicieron utilizando tanto el gasto como el ingreso. Se partió de tres canastas alimentarias "Reales" (endógenas a la muestra) para la costa, sierra y selva, las cuales deberían de cumplir con los requerimientos nutricionales mínimos de cada zona.
Se procedió luego a calcular el valor de las canastas alimentarias de 1998 para siete dominios geográficos: costa urbana, costa rural, sierra urbana, sierra rural, selva urbana, selva rural y Lima Metropolitana. Para la valorización se utilizó dos aproximaciones de precios: la mediana de los precios implícitos correspondiente a la población de referencia de cada dominio geográfico en 1998, y los precios implícitos obtenidos de la misma manera en 1997 indexados a 1998 vía el IPC de las principales ciudades de la costa, sierra, selva y Lima metropolitana.
Respecto a la estructura de la canasta alimentaria de 1998, se usó los promedios de consumo por tipo de bien calculada para 1997. De manera alternativa se calcularon los promedios correspondientes a 1998 obtenidos de la ENAHO 98-IV; sin embargo, los resultados mostraron que no existen diferencias significativas en los dos años. El paso siguiente fue calcular el coeficiente de Engel correspondiente a la población de referencia para cada dominio. Con este dato, se calculó el valor de las canastas de pobreza absoluta. Para el cálculo de este coeficiente se utilizó la propia información de la encuesta de 1998.
En cuanto a la población de referencia para 1998 se utilizó la calculada en 1997 y, alternativamente, se calculó la correspondiente a 1998. Con los valores de las canastas se calculó los índices de pobreza FGT (0,1, 2) para 1998. Los siguientes pasos fueron calcular indicadores básicos de las variables relacionadas a las condiciones de vida de la población. Estos se calcularon tanto para el nivel como para los diferenciales (brechas), dado que importaba conocer la evolución no sólo de los niveles absolutos sino también de las brechas, pues podía darse el caso de mejora en los niveles con incremento de los diferenciales o inequidades.
El trabajo termina con una sección breve de formulación de políticas dirigidas a mejorar de las condiciones de vida de la población.
En el anexo metodológico del cálculo de la línea de pobreza se tiene paso a paso la manera en que se ha calculado la pobreza, además de comentarios y recomendaciones destinadas a contribuir en la mejora de la metodología y el cálculo de la pobreza en el futuro.
El último anexo, y a su vez la parte final del trabajo, consistió en la generación de una serie de tiempo de pobreza que sea comparable desde 1995. Para los años 1995 y 1996 - dado que la información (i,e las canastas y cuestionarios) difiere de la que se tiene para 1997 y 1998 - la valorización de las canastas alimentarias (o línea de pobreza extrema) partieron del valor correspondiente a las canastas de 1997, las que se actualizaron por medio del IPC del rubro alimentos y bebidas en el caso de la canasta alimentaria, y del IPC general para el caso de la canasta total. El cálculo del gasto percápita se estimó a partir del ingreso percápita de los hogares de 1997, actualizados por las variaciones anuales del PBI real (global en el caso de los hogares urbanos y agropecuario en el caso de los hogares rurales).
Algunos resultados del estudio demuestran que los niveles absolutos de pobreza y pobreza extrema de 1998 se han mantenido con respecto a los de 1997.
Se presentaron ligeros aumentos en los niveles de brecha y desigualdad de la pobreza en la zonas urbanas y de manera especial en Lima metropolitana.
Las donaciones (públicas y privadas) han amortiguado más los efectos sobre la pobreza extrema que sobre la pobreza en 1998, en relación a 1997.
Existe una fuente correlación inversa entre los niveles de pobreza y de educación.
La brecha o desigualdad en la tasa de asistencia escolar entre pobres y no pobres es un problema más bien urbano que se haincrementado en Lima metropolitana en 1998. Entre la población pobre existe, asimismo, inequidad de género.
Entre los pobres no extremos los hogares manejados por hombres están en mejor situación que los manejados por mujeres, en lo que respecta a la acumulación de activos (hogares que tienen TV, etc.).
 
1 Foster,J.,Greer,.J y Thorbecke, E. 1984, "A class of descomposable poverty measures", Econometrica, N. 52
2 Aramburú Carlos y Carlos Figueroa: El desafío de enfrentar la heterogeneidad de la pobreza extrema en el Perú. En: ¿Cómo reducir la pobreza y la inequidad en América latina?.. Enrique Vásquez, ed. International Development Research Centre y Latin American Program on Social Policies. Lima noviembre de 1999.

La Pobreza en el Perú

2.1 Cálculo de la canasta alimentaria y las líneas de pobreza extrema y absoluta para 1998
2.1.1 Estructura y composición: Para 1998 se utiliza la misma composición o los mismos ítems de la canasta de 1997. El supuesto detrás es que en términos generales la demanda y elección de los bienes a consumir por un determinado grupo poblacional no varía en el corto plazo (o de un año a otro). Debemos, asimismo, señalar que la composición de la canasta alimentaria obedece a una "canasta real" representativa del país, por lo que se espera que la demanda de la mayoría de estos bienes sea inelástica, en cuyo caso para que las personas los eliminen de su consumo o dieta tendría que darse un incremento muy fuerte de su precio3.
Con los ítems de la canasta identificados se procede a calcular la estructura (consumo por gramo por persona) de tres canastas regionales: costa, sierra y selva, a partir de la población de referencia de cada región.
Sobre el punto anterior, es pertinente manifestar que un análisis de las canastas alimentarias ajustadas de 1997 y 1998 muestra que hay una estrecha convergencia4 en el 56% de los ítems de la canasta de la costa, 67% en la canasta de la sierra y 50% en la canasta de la selva (véase cuadros 1, 2 y 2A del Anexo Estadístico 1); ello a pesar de que las poblaciones de referencia utilizadas para calcular las canastas en ambos años tienen ligeras variaciones.
2.1.2 Población de Referencia: Para 1998 se utilizó en el presente trabajo alternativamente dos grupos como población de referencia. El primero es el calculado para 1997, es decir, los percentiles de gasto percápita 11 al 40 para la costa (urbana, rural y Lima Metropolitana), 42 al 71 para la sierra (urbana y rural) y 27 al 56 para la selva (urbana y rural).
El argumento por el cual se pueden utilizar los mismos grupos como población de referencia en 1997 y 1998, se debe a que tal como la evidencia empírica apunta (ver sección anterior), no hay argumentos sólidos para manifestar que existe una diferencia importante en los patrones de consumo alimentario básico entre quienes componen - en 1997 y 1998 - los grupos poblacionales que tienen como consumo mínimo la ingesta calórica percápita diaria de 2318 kcal5.
El segundo grupo que se utilizará como población de referencia es el calculado para 1998 de la ENAHO 98.4. Los resultados en este caso son los siguientes: 11 al 40 para la costa, 35 al 64 para la sierra y 24 al 53 para la selva. Aun cuando las diferencias con respecto a lo obtenido en 1997 es mínima, éstas se dan especialmente en la sierra. No obstante, el argumento para utilizar estos nuevos grupos como población de referencia se dan a fin de obtener resultados endógenos a la muestra.
La metodología general asume que la población de referencia es representativa de cada región y que por lo menos "ingiere los requerimientos nutricionales mínimos para la sobrevivencia humana"6. La población de referencia es el 30% a partir del punto medio del decil móvil de gasto percápita cuyo consumo diario de kilocalorías fuera el más cercano a 2318. El hecho de que sean poblaciones de 30% se debe únicamente a que utilizar porcentajes menores impediría obtener información válida estadísticamente para cada uno de los dominios en cada ítem de la canasta.
Dos críticas se hacen a la metodología con respecto al punto anterior:
i) Utilizar poblaciones de 30% trae consigo que el promedio del consumo de ese grupo va a estar muy por encima de los 2318 kcal percápita diaria, y
ii) ¿Porqué se partió de utilizar deciles móviles y no quintiles, ventiles, etc?
En relación a i) se debe manifestar que efectivamente el valor de la canasta alimentaria para la población de referencia de la costa, sierra y selva en 1997 tuvo 2675.1, 2745 y 2647.1 kilocalorías percápita diaria, en todos los casos por encima de 2318, sin embargo ello se corrige al ajustar el consumo de gramos por día de cada bien de tal forma que las canastas ajustadas equivalgan finalmente a un consumo de 2318 kcal. El factor de ajuste en este caso es el nivel calórico mínimo/nivel calórico de la canasta.
Con respecto a ii), tal como puede observarse en los cuadros 9 y 10 del Anexo estadístico 1, utilizar deciles, quintiles o ventiles móviles conduce a los mismos resultados, con la ventaja adicional de que usando deciles se tiene un grupo poblacional representativo con menor dispersión.
2.1.3 Precios: En este caso existen también dos alternativas para la valorización de las canastas alimentarias de 1998. Una es calcular para ese año en cada ítem a la mediana de los precios implícitos (monto pagado/cantidad consumida), tal como la metodología utilizada en 1997 sugiere7, y la segunda es utilizar como base a los precios implícitos calculados en 1997 e indexarlos para 1998 vía IPC. El primer método tiene la ventaja de que los precios por gramo son endógenos a la misma encuesta, lo que a su vez recogería el efecto de que la decisión de gastar una determinada cantidad de dinero en un bien en un momento dado no depende únicamente del precio de éste, hecho que se perdería si es que se utilizan precios exógenos o las variaciones del IPC. Una ventaja adicional de la utilización de los precios implícitos es que capta los precios de todas las ciudades (grandes o pequeñas) en que se ha realizado la encuesta y no se circunscribe a los precios de las principales ciudades como es el caso de cuando se utiliza el IPC.
Los precios implícitos (al igual que el coeficiente de Engel) se calculan independientemente a partir de la población de referencia de cada uno de los siete dominios geográficos: costa (urbana, rural y Lima metropolitana), sierra (urbana y rural) y selva (urbana y rural)
Sin embargo, una desventaja del método de los precios implícitos es que puede en algunos casos tener variaciones erráticas debido a que son sensibles a muchos factores incluidos los sicológicos, lo cual no sucede con el IPC, y ello podría eventualmente llevarnos a conclusiones erróneas. Debido a ello, se valorizaron las siete canastas alimenticias de tres maneras: utilizando los precios implícitos de 1998 (con la canasta "real" de 1998), utilizando los precios implícitos de 1997 indexados vía IPC (manteniéndose la canasta de 1997), y utilizándose una combinación de ambas, la canasta "real " de 1998 con los precios implícitos de 1997 indexados. Con los tres métodos se obtiene el valor de la canasta alimentaria o línea de pobreza extrema.
Para obtener el valor de la canasta total (alimentaria y no alimentaria), o línea de pobreza absoluta, se multiplicó el valor de la canasta alimentaria por la inversa del coeficiente de Engel. El supuesto en este caso es que el valor de la canasta no alimentaria es un porcentaje del valor de la canasta alimentaria.
El Coeficiente de Engel (CE): Es el cociente del gasto en alimentos con respecto al gasto total. Se calcula para la población dereferencia de cada uno de los siete dominios geográficos utilizados.
El cuadro 12 muestra los valores del gasto alimentario, gasto total y del coeficiente de Engel correspondientes a 1997 y 1998. En el caso de este último año se ha calculado el CE utilizando la población de referencia de 1997 y la que se obtiene de la ENAHO 98.4. Se puede apreciar (en ambos casos) que existe un incremento sistemático con respecto a 1997.8
En los gráficos 1 a 14 se puede observar que en todos los dominios (excepto selva rural) el comportamiento del coeficiente de Engel es similar en los dos años, especialmente en los deciles menores, y se observa también que siempre el coeficiente correspondiente a 1998 está por encima del de 1997, lo cual es un argumento a favor de que el incremento en el valor de los coeficientes de Engel de un año a otro se debería a nuevas especificaciones en la variable gasto alimenticio más que a factores de tipo económico o a que se haya producido algún cambio en los patrones de consumo de la población durante el período.
Lo que sí es cierto, es que el incremento del valor del coeficiente de Engel hace necesariamente que el valor de la línea de pobreza absoluta sea menor a la que se hubiera dado si los coeficientes hubieran tenido valores similares o no hubieran cambiado.
 
3 Aun cuando el efecto sustitución podría verse atenuado por el hecho de que la canasta incluye a los bienes sustitutos ( ya sea en un mismo ítem como el té y el café o por separado como la carne de res y pollo), el efecto ingreso podría darse, sin embargo cuando esto sucede no es ocioso pensar que la persona o el hogar de que se trate dejó de pertenecer a la población de referencia involucrada en la canasta "real".
4 En términos operativos, se entiende por estrecha convergencia, si los valores (gramos/día/persona) de 1997 y 1998 de los ítems de la canasta caen dentro de un rango de +/- 10% de su valor promedio.
5 Es decir, al menos de un año a otro, los patrones de consumo por deciles (o incluso percentiles) son los mismos aún cuando los hogares hayan cambiado. Quienes entran a un nuevo decil (o percentil) se deberán adaptar a la nueva estructura o patrón de consumo, sea para arriba o para abajo.
6 INEI, 1998, op.cit.
7 Determinación de la líneas de pobreza en el Perú: INEI, 1998. Documento interno.
8 Ello podría deberse, entre otras cosas, a que en la encuesta de 1998 se incluyen dentro de la variable gasto alimentario rubros como el vaso de leche que no son considerados en la encuesta anterior.

La Pobreza en el Perú

2.2 Las líneas y los índices de pobreza: En los cuadros 13 y 14 del Anexo Estadístico se tienen los valores nominales de la canasta alimentaria y total y el índice de pobreza (FGT 0) por dominios correspondientes a 1997 y 1998.
Para el caso de 1998 se han hecho las valorizaciones de dos modos: Utilizando los precios implícitos obtenidos de la encuesta9 (con la canasta de 1998) y utilizando los precios implícitos de 1997 indexándolos a 1998 vía IPC (con la canasta de 1997), donde para el calculo de los precios se asumió en el rubro de consumo fuera del hogar que el promedio de personas que consumieron fuera por vez es igual a 1. Este segundo caso se calculó también utilizando la canasta alimentaria "real" de 199810.
Tal como podemos observar en el cuadro 14, puede decirse que entre 1997 y 1998 - y a nivel nacional - no hay variaciones en la pobreza absoluta ni la pobreza extrema, dado que no existen diferencias significativas en los porcentajes de ambos años. Esto se da cuando se calcula el FGT(0) utilizando como precios para la valorización a los de 1997 indexados vía IPC para 1998, independientemente de si se utiliza la canasta "real" de 1997 o la de 199811.
Cuando se hacen las comparaciones por dominios, la pobreza sube ligeramente en términos de porcentaje en la costa y selva urbana y Lima Metropolitana, y cae en la costa y sierra rural y la sierra urbana. Con respecto a la pobreza extrema, se tienen incrementos mínimos en la costa, sierra y selva urbana, Lima Metropolitana y la sierra rural, y se dan disminuciones en la costa y selva rural. Aun cuando las variaciones en términos de porcentajes son en la mayoría de los casos estadísticamente igual a cero, si consideramos únicamente los valores podríamos afirmar que quienes más sufrieron los (pequeños) incrementos de la pobreza y pobreza extrema en el Perú durante 1998 son los hogares urbanos.
2.2.1 Brecha y Grado de desigualdad de la Pobreza: En el cuadro 15 observamos que a nivel nacional para 1998 (por ambos métodos que utilizan el IPC para indexar los precios a 1998) la brecha de pobreza (FGT 1) se ha reducido ligeramente en relación a 1997, es decir la distancia promedio de los gastos percápita de la población con respecto a la línea de pobreza. Cuando consideramos el análisis por dominios notamos que la disminución de la brecha no se ha dado en todos los casos, pues en la costa y selva urbana y Lima.
Metropolitana la brecha de pobreza se ha incrementado, guardando relación con las zonas en donde el incremento de la pobreza ha sido también mayor.
Por otro lado, en cuanto a la severidad de la pobreza (FGT 212 o grado de desigualdad al interior de los pobres), se observa que a nivel nacional existe igualmente una ligera disminución. El análisis por dominios muestra la misma situación que el promedio nacional en todos los casos, excepto en Lima Metropolitana en donde la desigualdad (o severidad) de la pobreza sufre un incremento de 14.6 a 20. Esto significa que en Lima Metropolitana el gasto promedio de los más pobres se encuentra más lejano que el gasto promedio de todos los pobres en 1998 con respecto a 1997, lo cual podemos corroborarlo con la información del cuadro 16 en que para Lima Metropolitana la brecha entre estos promedios de gasto percápita (en valores nominales) se incrementa de 68.83 a 71.50, o que el ratio entre el gasto percápita del total de pobres con respecto al de pobres extremos se incrementa de 1.7 a 1.78 entre 1997 y 1998.
En el cuadro 17 tenemos el caso de la brecha y desigualdad de la pobreza extrema. La situación de la brecha de la pobreza extrema en términos de promedio nacional se incrementan de 1997 a 1998, ello a nivel de dominios se da en la costa y sierra urbana, Lima Metropolitana y sierra rural; mientras que existen ligeras caídas (o mejoras) en la costa rural y la selva urbana. El caso de la selva rural es ambiguo dependiendo de si se utiliza la canasta de 1997 o de 1998.
La severidad o desigualdad de la pobreza extrema al igual que la brecha tiene incrementos en términos del promedio nacional entre 1997 y 1998, mostrando que la diferencia entre los pobres extremos se hace mayor. A nivel de dominios el comportamiento es similar al que se tiene en la brecha de pobreza.
2.2.2 Efecto de la Política Social: Un dato adicional de interés acerca de la pobreza en el Perú en el período 1997-1998 es conocer el efecto que las donaciones tienen en amenguar la pobreza y la pobreza extrema.
Dentro de este rubro se tienen las donaciones (o regalo) de los alimentos consumidos dentro del hogar no obtenidos de instituciones benéficas, alimentos consumidos dentro del hogar obtenido de instituciones benéficas, alimentos consumidos fuera del hogar, vestido y calzado, alquiler de vivienda, muebles y enseres, cuidado y conservación de la salud, transportes, esparcimiento y diversión, otros.
En el cuadro 14 tenemos la información respectiva. Se observa que la pobreza en 1997 habría sido de 42.57% en lugar de 37.58% , y la pobreza extrema hubiera sido de 19.53% en lugar de 15.95. En 1998 la pobreza pasaría de 37.3% a 41.05% si no existieran las donaciones, y la pobreza extrema sería de 19.34% en lugar de 15.65%. Lo anterior demuestra que en el período 1997-98 el efecto donaciones para amortiguar la pobreza extrema ha tenido una mejora relativa en la pobreza extrema (de 22.45% a 23.58%) y una caída en la relativa en la pobreza (de 13.28% a 9.97%). Ello implica que a nivel de toda la sociedad (pues no se puede diferenciar entre donaciones públicas y privadas) se viene haciendo un mayor esfuerzo en la lucha contra la pobreza extrema, a pesar de que ésta en promedio no se ha reducido en el período; puesto que de no ser así la pobreza extrema habría sufrido en términos relativos los mayores incrementos porcentuales.
2.2.3 Otros Indicadores de pobreza
Un ejercicio interesante del cálculo de la pobreza es conocer lo que sucede con los porcentajes de pobres cuando se utiliza el ingreso en lugar del gasto, manteniendo las líneas de pobreza y pobreza extrema constantes. Esto lo podemos ver en el cuadro 18, en donde lo primero que se observa es que los niveles porcentuales absolutos de la pobreza y la pobreza extrema son mayores cuando se utiliza el ingreso que cuando se utiliza el gasto. Lo anterior es verificable indirectamente con la información del cuadro 19, en donde vemos que para los deciles de ingreso correspondientes a la población en pobreza y pobreza extrema los promedios de gasto percápita son mayores a los de ingreso percápita, situación contraria al caso de los deciles de mayores ingresos.
En cuanto a las variaciones de los porcentajes, debemos diferenciar entre pobreza y pobreza extrema. Del cuadro 18 tenemos que la pobreza medida por ingreso se habría reducido en 1998 con respecto a 1997 en más de 3 puntos, mientras que la pobreza extrema se mantiene. Esto tiene su explicación en que las variaciones porcentuales del ingreso percápita para los grupos en pobreza son mayores a la que corresponde a los deciles en pobreza extrema (cuadro 19), además, lógicamente, de ser mayores a las variaciones porcentuales del gasto.
En si misma la metodología de cálculo de la pobreza vía el método de la línea de pobreza (sea esta por ingreso o gasto) tiene algunos problemas que la llevan si bien no a invalidarla sí a relativizar sus resultados13 o a la necesidad de complementarla con otro tipo de indicadores. Existen no obstante posiciones radicales que consideran que para hacer eficiente el trabajo con respecto a la lucha contra la pobreza en los países, se debe "comenzar por reemplazar la actual medición de la línea de pobreza por el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas"14.
Consideramos que el método de NBI tiene la particularidad de identificar la pobreza al margen del ingreso o gasto de las familias y se centra en aspectos referidos más bien a las condiciones de vida, no obstante como cualquier método es también incompleto y responde a algún tipo de objetivos específicos.
En el cuadro 20 tenemos la información de la pobreza por NBI, tal como podemos apreciar el porcentaje de pobres se ha reducido en el período 1997-98 (de 46 a 42%), lo cual no sucedía con los datos provenientes del método de la línea de pobreza. Ello puede entenderse (en general) como que el trabajo del gobierno en términos de política social está siendo más efectivo en cuanto a satisfacer las necesidades más apremiantes de los pobres extremos (que es en realidad el único grupo que ve reducido su nivel de pobreza por NBI) no ligadas directamente con el mercado, como sí sería el caso del empleo e ingreso cuyas mejoras, por tanto, están más en función de la política económica que de la política social.
Un método rápido e indirecto de complementar la información sobre pobreza proveniente de la línea de pobreza y las condiciones de vida de las personas (aunque no cumpla el objetivo a cabalidad) es utilizar el llamado "método integrado". La información la tenemos en el cuadro 21. Lo que se observa es que el porcentaje de pobres crónicos (aquellos que siempre lo han sido) se reduce en casi 2 puntos en el período de análisis (de 27,3% a 25,6%) mientras que lo contrario sucede con el porcentaje de pobres recientes (o nuevos pobres). En el caso de los pobres inerciales (aquellos que estando por encima de la línea de pobreza tienen aún necesidades básicas insatisfechas) también se reduce el porcentaje (de 18,8% a 16,5%).
Lo anterior estaría corroborando que (tal como se desprende también de los diferentes cuadros analizados anteriormente) las pocas mejoras absolutas y relativas en materia de pobreza se centran principalmente en los grupos más pobres entre los pobres.
El porcentaje de "integrados socialmente" es simplemente el reflejo de lo manifestado líneas arriba, por lo que no requiere mayor explicación.
 
9 A excepción de los rubros correspondientes a consumo fuera del hogar proveniente de instituciones benéficas, en este caso se utilizaron los precios correspondientes a 1997 indexados a 1998 por el IPC.
10 Esto último se hizo aun cuando los precios implícitos de 1997 y la canasta "real" de 1998 no corresponden exactamente a la misma población de referencia en la sierra y la selva.
11 Debe no obstante, observarse que al utilizarse la canasta "real" de 1998 y los precios implícitos calculados del mismo año (con la nueva población de referencia), es decir cuando se cambia "todo" con respecto a 1997, los resultados muestran una reducción de la pobreza y pobreza extrema. Ello puede deberse simplemente a que no son datos comparables intertemporalmente. Es importante, sin embargo, señalar que si bien los resultados utilizando las variaciones del IPC para obtener los precios de 1998 resultan más coherentes, los datos (en niveles o porcentajes) deben tomarse con cautela dado que utilizar el IPC tiene una doble dificultad: refleja el consumo del total de la población y no de la población de referencia y está calculado solo para las grandes ciudades. A ello se debe añadir que su cálculo se basó en promedios simples y no ponderados.
12 A medida que el parámetro de la función que calcula el índice FGT es mayor se le va dando un mayor peso a los más pobres de los pobres. Un caso extremo se da con valores muy altos del parámetro, en este caso se llega a una definición "Rawlsiana" del bienestar, la cual da pesos solo a los hogares más pobres (Véase Schady Norbert: Picking the Poor: Indicators for Geographic Targeting in Peru. Princeton University and the World Bank. January 1999).
13 Para una revisión conceptual de estas críticas puede revisarse: Francke, Pedro: Algunos problemas en la medición de la pobreza, curso taller subregional. Indicadores sociales, pobreza, mujer y niñez. INEI, julio 1997. Una revisión de la literatura al respecto se tiene en Figueroa, Carlos: Elementos para la construcción de un índice de bienestar. Lima CIUP 1999 (mimeo).
14 Fernández, Froilán: Advertencias sobre la medición del ingreso en las encuestas de hogares continuas, INEI, 97, op.cit.
 Condiciones de Vida

3.1 Introducción
Tal como se ha manifestado, el objetivo general del presente trabajo es conocer los cambios en las condiciones de vida y pobreza de la población peruana y de manera especial aquellos considerados como pobres extremos durante el período 1997-98.
Se sabe que uno de los principales indicadores del nivel de pobreza de la población está dado por el ingreso o gasto percápita, por lo que en la primera parte del Informe se analizó la situación a través de la metodología de la línea de pobreza y los indicadores Head-count, de brecha y de severidad de la pobreza, utilizando tanto el gasto como el ingreso. Sin embargo, la pobreza es un concepto multidimensional, por lo que requiere un análisis más fino de otras variables relacionadas con las condiciones de vida de la población.
Nos interesó por ello hacer dos tipos de análisis, el primero referido a las características de los hogares, es decir obtener un perfil de los hogares en el Perú de acuerdo a su ubicación geográfica y nivel de pobreza. Para ello se utilizó la ENAHO 98.4 y las variables de análisis están diferenciadas entre indicadores del hogar e indicadores del jefe de hogar. En segundo lugar, además de la importancia de conocer las características de los hogares en el Perú, que es un análisis que combina características estructurales con algunas de mediano plazo e incluso
coyunturales, es necesario conocer qué avances o retrocesos se han dado en las condiciones de vida de la población en el corto plazo. Para lo cual utilizamos las variaciones del último año, por lo que recurrimos, en este caso, a las ENAHO 97.4 y 98.4.
La metodología utilizada en este análisis de corto plazo se basó no en los cambios anuales en los niveles absolutos de determinadas variables, sino de lo ocurrido con las brechas o diferencias existentes en estas (de un año con respecto al siguiente) en relación a distintos grupos poblacionales. Se buscaba de esta manera ver los cambios en las condiciones de vida a través de inequidades específicas. Se utilizaron los casos de educación, activos del hogar y empleo15, y se trabajó básicamente con variables que podían tener variaciones de corto plazo, en este caso de periodicidad anual: tasa de asistencia escolar, hogares que tienen TV, y tasa de desempleo.
Conocer el perfil de los hogares, así como analizar la evolución de brechas específicas nos permitió explorar una de las características principales de la pobreza en el Perú: La heterogeneidad.
La parte final de este informe contiene algunas recomendaciones de política conducentes más que a reducir el número de pobres, a mejorar las condiciones de vida y bienestar de la población.

Condiciones de Vida

3.2 Metodología de trabajo:
La metodología de trabajo consistió, en primer lugar, en calcular los valores absolutos para 1998 de 12 indicadores seleccionados, con el fin de determinar el perfil de los hogares. Ello se hizo en todos los casos diferenciando por niveles de pobreza y para los dominios: Total Nacional, Area Urbana, Area Rural, Lima Metropolitana, Costa urbana y rural, Sierra urbana y rural y Selva urbana y rural. En segundo lugar, para analizar los cambios de corto plazo se utilizó, en algunos dominios seleccionados, un análisis de las brechas existentes donde la diferenciación se hizo, según el caso, por niveles de pobreza, sexo o ubicación geográfica.
a. Características del Hogar (1998)
Indicadores utilizados:
De la familia
1. Ingreso percápita del hogar
2. Gasto percápita del hogar
3. Número de miembros del hogar
4. Abastecimiento de agua por Red Pública dentro de la vivienda
5. Servicios Higiénicos por Red Pública dentro de la vivienda
6. Consulta por enfermedad o accidente
7. Razones de No Consulta por enfermedad o accidente
Del Jefe de Hogar
8. Edad promedio del jefe de hogar
9. Años promedio de estudios del jefe de hogar
10. Sexo del jefe de hogar
11. Estado civil del jefe de hogar
12. Ocupación principal del jefe de hogar
Para todos los casos se obtuvo la información de pobres extremos (PE), pobres no extremos (PNE) y no pobres (NP)16.
b. Variables utilizadas para el análisis de Brechas y su evolución en el tiempo
1. Educación:
Tasa de Asistencia Escolar
Pobreza extrema/ No pobres(
Pobreza extrema: Hombre/ Mujer(
No pobres: Hombre/ Mujer(
Urbano/ Rural(
2. Activos del Hogar:
Hogares que tienen TV
Pobres no extremos/ No pobres(
Pobres no extremos: Hombre/ Mujer(
Urbano/ Rural(
3. Empleo:
Tasa de Desempleo Urbano
Pobreza extrema: Hombre/ Mujer(
Pobreza no extrema: Hombre/ Mujer(
No pobres: Hombre/ Mujer(


Condiciones de Vida

3.3 Perfil de los Hogares en el Perú: 1998
3.3.1 Total Nacional: A nivel nacional el 15.65% de la población se encontraba en 1998 en pobreza extrema y el 21.69% en pobreza no extrema.
Con esta información de base, pasamos a caracterizar un hogar promedio en el Perú (ver cuadro 1 de Anexo Estadístico 2), de acuerdo a las variables mencionadas en la sección anterior:
El ingreso percápita promedio es de 71.65 nuevos soles en los hogares en pobreza extrema, de 149.95 nuevos soles en los hogares de pobreza no extrema y de 482.05 nuevos soles en los hogares no pobres.
Por su parte, el promedio nacional del gasto percápita mensual es en los hogares pobres extremos de 59.90 nuevos soles y las diferencias frente a los pobres no extremos y no pobres es ligeramente mayor al caso del ingreso.
Un hogar promedio en el Perú tiene 6.11 miembros cuando se trata de pobreza extrema y va disminuyendo a medida que el nivel de pobreza es menor. Así, en los hogares de pobreza no extrema el número de miembros es en promedio de 5.48 y de 4.19 en los hogares no pobres.
Con respecto al abastecimiento de agua a través de red pública dentro de la vivienda, como era de esperarse el porcentaje relativo es mayor a medida que los hogares son menos pobres. Mientras que únicamente el 18.7% del total de los hogares en pobreza extrema, que tienen abastecimiento de agua, tienen este servicio. El porcentaje es ligeramente superior al 49% en los hogares de pobreza no extrema y superior al 68% en los hogares no pobres. Las diferencias son todavía mayores si consideramos el caso de los servicios higiénicos con red pública dentro de la vivienda, pues ahí solo el 4.98% de hogares pobres extremos, que cuentan con SS.HH, acceden a este servicio, mientras que casi el 34% lo hace en el caso de los pobres no extremos y cerca del 60% en los no pobres.
Así como en los casos anteriores, cuando se analizan las variables de salud por niveles de pobreza observamos que el porcentaje de personas que buscó atención ante una enfermedad o accidente, en relación al total que estuvieron enfermos o accidentados, es menor en los hogares menos pobres. Ello se dio en el 67.82% de los casos en los hogares pobres extremos, 82.6% en los pobres no extremos y 87.1% en los no pobres.
La razón principal para la no atención se encuentra en la falta de recursos económicos en el caso de los pobres no extremos y los no pobres , obviamente que este porcentaje es más alto a medida que se es más pobre. Para los pobres extremos, su principal argumento es que prefieren curarse con remedios caseros. Más del 40% del total de personas que declararon haber tenido alguna enfermedad o accidente y no consultaron se encuentran en este grupo.
En cuanto al perfil de los hogares considerando la información del jefe de hogar, encontramos lo siguiente:
El promedio de edad del jefe de hogar es mayor a medida que los hogares son menos pobres, aunque la diferencia no es muy grande. La edad promedio de un jefe de hogar del grupo de pobres extremos es de 45.9 años, 46.7 en los hogares pobres no extremos y 48.5 en los hogares no pobres. Lo interesante en este caso es que son las jefas de hogar mayores que los jefes de hogar, en todos los casos, por cinco años.
El número promedio de años de estudio del jefe de hogar se va incrementando de 4.09 en los pobres extremos a 6.1 en los pobres no extremos hasta llegar a 9.17 en los no pobres.
El número de años de estudio es siempre mayor en los hombres, pero las mayores diferencias relativas se dan a medida que se es más pobre (2.59 en los pobres extremos, 1.58 en los pobres no extremos y 1.29 en los no pobres).
De otro lado, el porcentaje de mujeres jefes de hogar es casi el 21% en los hogares no pobres, algo similar en los hogares pobres no extremos y se reduce a menos del 15% en los hogares pobres extremos.
El Estado civil del jefe de hogar es de casado en más del 50% de los casos. En segundo término se encuentra siempre la categoría conviviente, que es la mitad de los casos en relación a la categoría casado en el grupo de los jefes de hogar pobres extremos, algo más de dos tercios entre los pobres no extremos y la tercera parte entre los jefes de hogar no pobres.
Finalmente, la ocupación principal del jefe de hogar es en el caso de los pobres extremos, básicamente de trabajador independiente. El 79% de los jefes de hogar que declaran tener ocupación principal dicen ser trabajadores independientes. Les sigue con un 15% los obreros. En el caso de los pobres no extremos los mismos dos rubros son los que predominan, varía, sin embargo la composición, 59% para trabajador independiente y 25% para obreros. En los no pobres son cuatro las categorías que dominan, añadiéndose a las dos anteriores la de empleado y la de empleador o patrono; siendo de todas formas con 44.5% el rubro de trabajador independiente el mayoritario, le sigue con 23% el de empleado, 16% de obreros y 13.6% de empleadores. (Ver cuadro 1 del Anexo Estadístico 2)
3.3.2 Area Urbana: Del total de la población urbana, sólo el 4.57% se encuentra en pobreza extrema y el 21.9% en pobreza no extrema.
Los hogares urbanos tienen en promedio un ingreso percápita mensual de 87.68 nuevos soles en los hogares pobres extremos, casi el doble en los hogares pobres no extremos, y más de 6.5 veces en los hogares no pobres. Las variables de ingreso son mayores a las variable de gasto. El número de miembros del hogar es ligeramente superior al del promedio nacional pero mantiene la misma relación con respecto al nivel de pobreza (menor número de miembros a menor pobreza).
En relación a las variables de salud, el porcentaje de personas que buscó atención ante una enfermedad o accidente, del total que estuvo enferma o accidentada, fue de 72.4% en los niveles de pobreza extrema, de 84.37% en los pobres no extremos, y llega al 87.86% en los hogares no pobres.
Sobre la razón de porqué no consultaron ante una enfermedad o accidente, al igual que en el total nacional, el porcentaje mayoritario se lo llevan las razones económicas (no tuvo dinero). Este porcentaje es menor en el caso de los no pobres. Los pobres extremos sin embargo, dan como razón principal el que prefieren curarse con remedios caseros.
Con respecto a las variables de servicios básicos de la vivienda, se tiene que en el área urbana el abastecimiento de agua y de servicios higiénicos por red pública dentro de la vivienda, se va incrementando, con respecto al total de hogares que cuentan con estos servicios, a medida que el nivel de pobreza disminuye. En el caso del abastecimiento de agua, va de 37.3% en los hogares pobres extremos frente a 63.63% de los hogares pobres no extremos y de 80.5% en los hogares no pobres. Los porcentajes en el caso de servicios higiénicos son bastante menores: 24%, 51.6% y 75.9% respectivamente.
Es importante notar que el ratio entre pobres no extremos y pobres extremos es mayor que entre los no pobres y los pobres no extremos. Esto sucede tanto para el abastecimiento de agua como para el de servicios higiénicos. Siendo las diferencias en términos absolutos superiores en el segundo caso.
De los datos referidos al jefe de hogar, se tiene que la edad del jefe de hogar urbano muestra similitud con los del promedio nacional, e igualmente se va incrementando cuando disminuye el nivel de pobreza. En este caso se sigue cumpliendo ( a excepción de los pobres extremos) que son los jefes de hogar hombres menores que las mujeres jefes de hogar.
Los años promedio de estudio del jefe de hogar son de 6.1 en el caso de pobreza extrema, 7.2 en pobreza no extrema y 10.24 en los no pobres, en todos los casos superior al promedio nacional, pero igualmente incremental con la disminución del nivel de pobreza. En todos los casos el nivel educativo del jefe de hogar hombre es mayor al de las jefes de hogar mujeres, y un dato interesante en esta variable es que en los hogares en pobreza extrema y no extrema el nivel educativo del jefe de hogar hombre (en años de estudio) es 1.5 veces el de las jefes de hogar, mientras que en los hogares no pobres esta diferencia es de solo 1.25.
En el área urbana los jefes de hogar hombres son la mayoría (aunque ligeramente en menor proporción que en el total nacional). No obstante, no existe evidencia clara de algún tipo de relación entre el sexo del jefe de hogar y el nivel de pobreza.
El estado civil del jefe de hogar en el área urbana es en primer lugar casado seguido de conviviente (43 y 44 % vs. 33 y 32.5 %, en los hogares pobres extremos y no extremos).
Estos rubros son igualmente los principales en los hogares no pobres, en los cuales, sin embargo, las diferencias entre casados y convivientes (el segundo rubro en importancia) es más del triple. En los hogares urbanos, el porcentaje de jefes de hogar casados es mayor a medida que el nivel de pobreza se reduce.
Con respecto a la ocupación principal del jefe de hogar, las categorías que predominan son las mismas que en el caso del total nacional, la diferencia radica en que para el caso de los hogares pobres extremos y pobres no extremos, el rubro trabajador independiente se reduce algo a favor del rubro obreros. En los hogares no pobres esta sustitución se da con el rubro empleados. (Ver cuadro 2)
3.3.3 Area Rural: En este dominio, el 36.1% de la población se encuentra en pobreza extrema, el 21.3% en pobreza no extrema y el 42.6% es no pobre.
El ingreso percápita del hogar de los pobres extremos es de 67.9 nuevos soles, equivalente al 63% del ingreso de los pobres no extremos y al 34.5% del ingreso de los no pobres. Ello implica que al interior de los hogares rurales existen menores diferencias de ingreso que en el caso urbano, aún cuando los niveles promedio son bastante menores.
El gasto percápita promedio de los hogares pobres extremos es de 56.46 nuevos soles y representa el 55.5% del gasto de los pobres no extremos y el 26.8% del gasto de los no pobres. Se tiene por tanto que en el área rural las diferencias entre pobres extremos y no pobres son mayores en el gasto que en el ingreso.
En el número de miembros del hogar no existe mayor diferencia en el área rural frente a la urbana.
En las variables de salud que se están considerando, el porcentaje de personas que buscó atención ante una enfermedad o accidente (del total que declararon haber estado enfermo o accidentado) es menor que en el área urbana en los niveles de pobreza y pobreza extrema, siendo similar en el nivel de no pobre.
Sobre el porqué de la no consulta, a las dos razones de mayor peso consideradas en el área urbana se le añade el que el lugar de la consulta está lejos.
Los servicios básicos de la vivienda: abastecimiento de agua y servicios higiénicos, tienen porcentajes bastante menores que el área urbana (especialmente servicios higiénicos), manteniéndose, sin embargo, el hecho de que estos porcentajes se incrementan a medida que se reduce el nivel de pobreza.
En cuanto a los datos referidos al jefe de hogar, la edad del jefe de hogar rural es en promedio superior al urbano, siendo la diferencia mayor en el caso de las mujeres. Se mantiene, sin embargo, el hecho de que la edad del jefe es mayor en los hogares menos pobres.
En el nivel educativo, el número de años de estudio del jefe de hogar rural es de 3.66 en los pobres extremos, 4.25 en lo pobres no extremos y 5.81 en los no pobres. Estas cifras son bastante menores que las existentes en el área urbana, equivalen al 60% en el nivel de pobreza extrema, 59.2% en los pobres no extremos y 56.73% en los no pobres (las diferencias se van reduciendo ligeramente cuando el nivel de pobreza se reduce). Al igual que en el caso urbano, el promedio de años de estudio del jefe de hogar es mayor que el de las jefes de hogar, no obstante, la relación en este caso es mayor que en el caso urbano pues es de 3.97 en los pobres extremos, 2.46 en los pobres no extremos y 1.87 en los no pobres. Nuevamente, la brecha se reduce a medida que mejora el nivel de vida de la población.
En el área rural el porcentaje de jefes de hogar hombre es en promedio de 83.5%, y va de 86% en los pobres extremos a 81.5% en los no pobres. El porcentaje de mujeres jefes de hogar se incrementa ligeramente con la reducción del nivel de pobreza.
El estado civil del jefe de hogar es en todos los casos mayoritariamente casados (57% en los pobres extremos, 53.6% en los pobres no extremos y 50.9% en los no pobres). En el área rural, al contrario que en la urbana, el porcentaje de jefes de hogar casados se reduce con las mejoras en el nivel de pobreza.
En cuanto a la actividad principal del jefe de hogar, en el área rural predomina el trabajador independiente, en segundo lugar -aunque bastante lejos- está el obrero (en los pobres extremos y no extremos) y el empleador/patrono (en los no pobres). (Ver cuadro 3)
3.3.4 Lima Metropolitana: Es el dominio con menor porcentaje de pobres extremos (1.97%) y el segundo menor en pobreza no extrema (19.24%). Además de tener los niveles más elevados en términos absolutos de ingreso y gasto, en años de educación del jefe de hogar y en porcentaje de personas que buscó atención ante una enfermedad o accidente, presenta en términos de perfiles las mismas características de los hogares urbanos.
Las diferencias se encuentran en el grupo de pobres extremos, en donde el estado civil del jefe de hogar es en mayor proporción de conviviente (39%), y la ocupación principal del jefe de hogar es en primer lugar obrero (40%). (Ver cuadro 4)
3.3.5 Costa Urbana: Tiene únicamente un 5.1% de población en pobreza extrema y un 22.% de pobres no extremos. En término de perfiles las características que presentan son similares a las de Lima Metropolitana, excepto en el promedio de años de estudio y la ocupación principal del jefe de hogar que están más cercanas al del área urbana. Con respecto a los niveles absolutos de ingreso y gasto son ligeramente superiores a los del área urbana en el nivel de pobreza extrema pero menores en los niveles de pobreza no extrema y no pobres. (Ver cuadro 5)
3.3.6 Costa Rural: En este dominio se tiene 19.9% de población pobre extrema y 23.2% de pobres no extremos. Presenta en términos generales las mismas características de la costa urbana, excepto por sus menores niveles absolutos de variables como ingreso y gasto percápita, años promedio de estudio del jefe de hogar y porcentaje de personas que buscó atención ante una enfermedad o accidente. Del mismo modo, presenta diferencias en la edad promedio del jefe de hogar que es ligeramente mayor. (Ver cuadro 6)
3.3.7 Sierra Urbana: Tiene 8.6% de población en pobreza extrema y 24.2% de población en pobreza no extrema. Las características de este dominio son similares a las del área urbana, teniendo sin embargo niveles menores en los rubros de ingreso y gasto. En los años promedio de estudio del jefe de hogar las diferencias con el área urbana se dan únicamente en el nivel de pobreza extrema. (Ver cuadro 7)
3.3.8 Sierra Rural: Es el dominio con mayor población en pobreza extrema (42.9%), y cuenta con un 19% de población en pobreza no extrema.
El perfil de este dominio es muy similar al del área rural. La única diferencia a destacar es que tiene niveles superiores de ingreso en la población no pobre, y lo propio -aunque en menor grado- con la variable gasto. (Ver cuadro 8)
3.3.9 Selva Urbana: Tiene el 6.7% de su población en pobreza extrema y casi el 27% en pobreza no extrema. Las características de este dominio son similares a los de la sierra urbana. Esto es claro en las variables de ingreso/gasto, así como la de años promedio de estudio del jefe de hogar y la ocupación principal del jefe de hogar.
En cuanto al porcentaje de jefes de hogar por sexo, las cifras son similares más bien a las de la costa urbana.
Es en el estado civil del jefe de hogar donde la selva urbana se diferencia del resto de dominios urbanos pues el rubro conviviente es bastante alto (60.7% en pobres extremos, 35% en pobres no extremos y casi 30% en no pobres), siendo en la población pobre extrema el que ocupa el primer lugar. (Ver cuadro 9)
3.3.10 Selva Rural: Este dominio tiene el 26% de su población en pobreza extrema y el 27% en pobreza no extrema. Sus niveles de ingreso y gasto son superiores a los de la sierra rural en la población de pobreza extrema y no extrema. En la población no pobre los niveles son similares.
Con respecto a los años de estudio del jefe de hogar en la selva rural se tienen mejores promedios que la sierra rural, pero menores todavía que la selva urbana.
Los porcentajes de jefes de hogar por sexo, así como la ocupación principal del jefe de hogar son igualmente similares a los de la sierra rural.
En el estado civil del jefe de hogar este dominio marca la diferencia con respecto a todos los demás. En este caso los convivientes son más que los casados para cualquier nivel de pobreza. Siendo la diferencia más notoria entre los pobres extremos. (Ver cuadro 10)
Condiciones de Vida

3.4 Análisis de Brechas y su evolución en el tiempo: Conocer el perfil de los distintos dominios geográficos es un paso importante en lo que se refiere al planteamiento de políticas de lucha y alivio a la pobreza y de mejora en las condiciones de vida de la población.
Sin embargo, la formulación de políticas que apunten a ello, en especial las de corto plazo, deben considerar no solo los valores absolutos de los principales indicadores relacionados a las condiciones de vida y bienestar de la población, sino también, y de manera especial, las diferencias existentes en estos indicadores a distintos grupos poblacionales entre sí, ya sea por ámbito geográfico, sexo, nivel de pobreza, etc.
El análisis de estas diferencias o brechas no son, por cierto, el único camino a seguir, pero tiene la ventaja de dar mayor detalle cuando se quiere conocer la evolución en el tiempo de problemas específicos relacionados con el bienestar de la población, lo cual sería más limitado si es que nos quedamos con los valores absolutos de los indicadores de cada variable.
La desventaja práctica que tiene este tipo de análisis es que debe comparar los resultados de muestras diferentes, los cuales no siempre son coherentes ni consistentes entre si, no solo por el error muestral que cada dato trae consigo, sino por una serie de factores adicionales como la propia manera en que se recogió la información, las diferencias de los cuestionarios, etc.
Como fue explicado anteriormente, en esta sección se han utilizado única y finalmente tres variables: tasa de asistencia escolar, hogares que tienen TV y tasa de desempleo; y los criterios para analizar las brechas o diferencias no son (no han podido ser) siempre los mismos. Una justificación adicional de la selección de estas tres variables es que la primera está ligada directamente a la política social de brindar a la población acceso a servicios básicos; la segunda se relaciona con la teoría de que un soporte importante para salir de la pobreza es el nivel de activos que un hogar posee o ha acumulado; mientras que la tercera variable está más bien relacionada con la marcha de la política económica.
Es importante mencionar que los resultados encontrados en esta sección deben ser considerados como provisionales y una primera aproximación para un estudio posterior, de tal forma que pueden ser utilizados como hipótesis.
3.4.1 Tasa de asistencia escolar (TAE) : Una de las brechas o diferencias importantes con respecto a esta variable es la concerniente a la desigualdad social, en este caso vista a través de la diferencia entre pobres extremos y no pobres.
Tal como se aprecia en el cuadro 11, en 1997 las mayores diferencias se daban en Lima metropolitana y en la selva urbana, sucediendo lo mismo en 1998.
Un análisis de la evolución de las brechas en el período 1997-98 muestra que, aunque en un porcentaje mínimo, esta brecha se ha incrementado en el caso de Lima; mientras que las mejoras más significativas de estas desigualdades se han dado en la costa urbana y rural, debido principalmente al incremento de la TAE en la población (en edad escolar) pobre extrema.
Una segunda desigualdad en materia educativa está referida a la brecha por sexo. Generalmente se sostiene que los hombres están siempre en mejor situación que las mujeres.
En el cuadro 12 podemos observar que en la población pobre extrema (salvo la selva urbana) la TAE de los hombres es superior a la de las mujeres tanto en 1997 como 1998. Lo segundo que se observa es que esta brecha es mayor - en los dos años - en Lima metropolitana. Asimismo, la mayor regresividad (o empeoramiento de la situación) se da en la selva urbana, mientras que las mayores disminuciones (o mejoras) se encuentran en la Costa urbana y Lima Metropolitana.
De otro lado, en el caso de la población no pobre la brecha por sexo, a diferencia de los pobres extremos, favorece a las mujeres. La TAE es superior a las mujeres en todos los dominios tanto en 1997 como en 1998. Las excepciones se dan en Lima metropolitana en 1997 y en la sierra y selva urbana en 1998. (Ver cuadro 13). La mayor brecha se da en 1997 en la costa rural, mientras que en 1998 ésta se da en la selva rural. Con respecto a la evolución de las brechas o desigualdades, en el período hay una mejora importante en la costa rural, pero una regresividad en la selva rural y en Lima metropolitana, explicadas por la mejora relativa de la TAE de las mujeres en 1998.
Algo que se sostiene permanentemente es que la diferencia en los niveles educativos logrados en el área urbana son bastante mayores que en el área rural, pero que ello no tendría porqué reflejarse necesariamente en la TAE.
En el cuadro 14 tenemos las diferencias urbano/rurales de la TAE por niveles de pobreza. Observamos que efectivamente el área urbana está en mejor situación que la rural en cualquier circunstancia.
En 1997 se tiene que aún cuando los niveles de TAE son menores a medida que se es más pobre, hay mayores diferencias entre ámbitos geográficos para los no pobres que para los pobres extremos (4.71 vs. 3.57). Estando sin embargo, la mayor diferencia entre los pobres no extremos (5.89).
En 1998 son los no pobres los que tienen la mayor brecha urbano/rural debido a un mayor incremento relativo de la TAE en el área urbana. Esta brecha también se agrandó entre los pobres extremos, mientras que sufrió una caída (mejora) importante entre los pobres no extremos.
3.4.2 Hogares que tienen TV: Una de las "nuevas" formas de medir pobreza - o las capacidades para salir de ella - es considerar los activos de los hogares, el stock de bienes durables que poseen. Ello refleja de algún modo la capitalización o nivel de acumulación que los hogares han tenido a lo largo del tiempo.
Aún cuando puede argumentarse que el crédito de consumo llevaría a que los electrodomésticos no caigan del todo en esta definición, este tipo de créditos no está al alcance de los más pobres.
En el cuadro 15 tenemos el caso de las brechas existentes entre los pobres no extremos y los no pobres. Tal y como era de esperarse las diferencias son siempre a favor de los no pobres.
Hay varios puntos de interés en el cuadro 15 que se dan tanto en 1997 como en 1998, en primer lugar las mayores brechas en la costa y sierra se dan en el área rural. En segundo lugar la menor brecha o desigualdad en la posesión de activos se encuentra en
Lima Metropolitana. En tercer lugar, las mayores brechas en valores absolutos se encuentran en la selva urbana seguida de la selva rural.
Con respecto a la evolución de las brechas en el tiempo se tiene que las mejoras más importantes se encuentran en la costa y selva rural y en la sierra urbana; mientras que la mayor regresividad se dio en Lima Metropolitana, que a pesar de ello siguió teniendo la menor brecha.
Interesa conocer si el sexo discrimina en la posesión de activos en el hogar, para ello en el cuadro 16 tenemos el caso de los pobres no extremos por sexo del jefe de hogar.
Inicialmente se espera que los hogares cuyo jefe es hombre esté en mejor situación. Ello es así tanto en 1997 como en 1998, excepto los casos de la costa y selva rural en 1997.
Las mayores diferencias se dan en las zonas urbanas, siendo Lima Metropolitana un caso especial pues es ahí donde aparecen las menores brechas de género.
Los mayores acortamientos de las diferencias a favor de los hogares con jefes mujeres se dan en la costa y sierra urbana, y en menor grado en Lima Metropolitana. De otro lado, el ensanchamiento de la brecha a favor de los hogares con jefes hombres se dio en la sierra rural y con mayor fuerza en la selva rural.
En el caso de las diferencias urbano/rural, en el cuadro 17 se tiene la situación de la posesión de activos por niveles de pobreza.
Es claro, en primer lugar, que existe una marcada diferencia a favor del área urbana.
En segundo lugar podemos observar que las brechas entre los pobres extremos es muy similar a la que se tiene en los no pobres, siendo ligeramente superior la diferencia entre los pobres no extremos.
La evolución de las brechas en el período 1997-1998 son de una ligera mejora a favor del área rural en el caso de los pobres extremos y no pobres, y de una mejora relativamente mayor en la población pobre no extrema.
3.4.3 Tasa de desempleo (TD): Refleja lo que acontece en la coyuntura económica de corto y mediano plazo.
De los cuadros 18 al 20 notamos que los niveles de las TD son menores a medida que se es menos pobre, y ello se cumple independientemente del sexo.
En segundo lugar observamos que en 1997 la brecha de TD es superior en perjuicio de las mujeres tanto para los pobres no extremos como para los no pobres. En el caso de los pobres extremos la brecha es en perjuicio de los hombres excepto en la selva, donde la TD de la mujer es ampliamente superior.
En el caso de 1998 las brechas de TD en perjuicio de las mujeres solo se da entre los no pobres, pues en los pobres extremos y no extremos las brechas son en perjuicio de los hombres. Ello significa que en 1998 se ha dado en el grupo de pobres no extremos una mejora relativa a favor de las mujeres.
Las diferencias más importantes se dan entre los pobres (extremos y no extremos) en la selva y en Lima Metropolitana; y entre los no pobres en Lima Metropolitana.
 
Conclusiones y Recomendaciones de Política

4.1 Pobreza
Los resultados encontrados en el presente trabajo con respecto a la pobreza en el Perú 1998, en relación a la que se tuvo en 1997, muestra lo siguiente:
Entre 1997 y 1998 no hay variaciones - a nivel nacional - en( los porcentajes de pobreza y pobreza extrema.
Los principales incrementos (aunque muy ligeros) se dan( mayormente en las zonas urbanas.
A nivel nacional la brecha y la desigualdad de la pobreza han( tenido también, en promedio, ligeras mejoras, no obstante en las zonas urbanas y especialmente en Lima Metropolitana se han dado los mayores incrementos.
Entre los pobres extremos la brecha y la desigualdad,( promedio, han tenido ligeros incrementos, lo cual se observa principalmente en las zonas urbanas y de manera especial en Lima Metropolitana.
De no existir las donaciones (públicas y privadas) los( niveles de pobreza serían mayores. Esta amortiguación es en 1998 más favorable a los pobres extremos el total de pobres en relación a la que se dio en 1997.
En términos de política lo que se puede rescatar del análisis( de la pobreza en 1998 y su evolución con respecto a 1997, es que si bien la pobreza casi se ha mantenido a pesar de acontecimientos como el Fenómeno del Niño y las crisis financieras externas, lo cual es síntoma de un esfuerzo de toda la sociedad por amortiguar estos efectos, el hecho de que sean las zonas urbanas las que han tenido -aunque muy ligeramente- los mayores incrementos induce a pensar que si bien la política social (pública y privada) marcha por buen camino, la política económica y el marco económico general del país tiene algunos problemas. Ello por cuanto la población urbana que es la más directamente ligada al mercado es la más afectada en términos relativos. En ese sentido es que hay que trabajar por generar las condiciones para incrementar los niveles de empleo e ingresos y no caer en un continuo asistencialismo que es por lo demás insostenible.

Conclusiones y Recomendaciones de Política

4.2 Condiciones de Vida
La caracterización y el análisis de los perfiles de los hogares en 1998, según dominios geográficos, ha permitido establecer algunos criterios sobre los cuales habría que enfatizar en términos de política social (focalización, inversión, ejecución y evaluación de programas). Los principales son los siguientes:
Los niveles de ingreso y gasto promedio se incrementan - como( es obvio - a medida que se es menos pobre o se deja de serlo, ello sin embargo, también se da cuando los hogares son urbanos con respecto a los rurales. En este sentido, los planteamientos de una mayor urbanización, así como el énfasis en las ciudades intermedias cobran mayor validez como estrategia de lucha contra la pobreza.
Es clara también la relación existente entre el número de( miembros del hogar y el nivel de pobreza. Los grupos poblacionales más pobres son aquellos que cuentan en promedio con hogares más numerosos. Se puede discutir la dirección de la causalidad, pero la relación existe y en ese sentido se requiere actuar con mayor firmeza en políticas poblacionales que coadyuven a que las personas decidan libremente a tener menos hijos. Políticas de planificación familiar enmarcadas dentro de la salud reproductiva serían el camino a seguir.
Otra relación notoria que se ha podido obtener en el análisis( de los perfiles de los hogares, es que menor pobreza va ligada con mayor acceso a los servicios básicos de la vivienda, en nuestro caso agua y servicios higiénicos conectados a red pública. En este caso habría que explorar la relación del nivel de pobreza no solo con el acceso mismo, sino también con la capacidad de acceder y con la probabilidad de acceso y uso del servicio. Si el desarrollo de las capacidades para obtener un bien o servicio es lo que lo que finalmente está asociado al nivel de pobreza, es ahí donde se debería trabajar, más que en pretender a través de inversión o gasto social el acceso universal de los servicios sociales básicos, por cuanto el país no cuenta con los recursos necesarios para ello, además de no ser una política social sustentable ni sostenible en el tiempo.
La variable educación es un claro reflejo de lo anterior, a( mayor pobreza menos años promedio de estudio del jefe de hogar. Pero además de ello, a mayor pobreza mayores diferencias en el nivel educativo alcanzado del jefe de hogar hombre frente a la mujer. La causalidad entre pobreza y años de estudio puede ser quizás bidireccional y en ambas direcciones es que se debe trabajar, lo cierto es que existe una relación entre pobreza e inequidad de genero en la educación, así como existe una relación entre nivel educativo y ámbito geográfico.
De otro lado, la lucha contra la pobreza y la mejora de las( condiciones de vida de la población tiene que darse en varios frentes y con estrategias diferenciadas focalizando la población objetivo por diversos criterios, utilizando para ello indicadores que reflejen, en síntesis, las características principales de la pobreza en el Perú: la heterogeneidad y la multidimensionalidad.
Debido a ello es que la parte final del presente informe se( circunscribió a analizar las inequidades existentes inter e intra grupos poblacionales y su evolución en el tiempo, dado que es importante, también, reconocer que no existen situaciones estáticas sino que las condiciones e incluso la problemática son cambiantes en el tiempo.
Sin embargo, se ha enfatizado más en el análisis de las( inequidades que en su evolución en el tiempo, dado que el período de análisis es muy corto por lo que no es posible determinar tendencias ni patrones de comportamiento, los que podrán obtenerse con la información recogida de la ENAHO 99.4.
Con estas salvedades, los principales hallazgos( (preliminares) son los siguientes:
Las desigualdades sociales entre pobres y no pobres pueden( analizarse también a través de variables no monetarias. En este sentido, se ha encontrado que las principales brechas con respecto a la tasa de asistencia escolar (a favor de los no pobres) sería un problema más bien urbano y que se ha agudizado en Lima Metropolitana en 1998.
La tasa de asistencia escolar muestra también que existiría( un problema de inequidad de género al interior de la población pobre, donde nuevamente en Lima Metropolitana el problema sería todavía mayor.
Que la tasa de asistencia escolar en el área urbana es mayor( que en el área rural puede ser algo ya conocido, o que el área urbana está en mejor situación relativa que la rural en cualquier circunstancia también. Sin embargo, las mayores inequidades urbano/rurales se encontrarían en la población pobre extrema.
En cuanto a la acumulación de activos de los hogares( (simplificada por el indicador de hogares que cuentan con TV), la evidencia apunta a que en el caso de la población pobre no extrema, la mejor situación relativa la tienen los hogares manejados por hombres. Siendo Lima Metropolitana donde estas diferencias son mayores. Estas brechas se presentan también a favor de los hogares urbanos.
Con respecto a la tasa de desempleo, además de observarse que( son menores a medida que la población es menos pobre, la brecha de género no refleja con claridad una relación en ningún sentido.
Se debe mencionar finalmente que el presente trabajo ha( buscado a través de diferentes métodos y enfoques explorar alternativas de política cuyo objetivo sea disminuir los niveles de pobreza en el Perú, y fundamentalmente mejorar las condiciones de vida y bienestar de la población, en especial de los más pobres. En algunos casos se puede haber logrado este propósito, en otros no, y en algunos se ha dejado abierto elAnexos Metodológicos

a. PASOS PARA EL CÁLCULO DE LA POBREZA POR EL MÉTODO DE LA LÍNEA DE POBREZA
Siguiendo el esquema de la página anterior, los pasos para el cálculo de la pobreza son los siguientes:
I. Determinación de la Ingesta Calórica percápita diaria: Se consideró por igual para la costa, sierra y selva un nivel mínimo de ingesta calórica percápita por día de 2318 kilocalorías. Este nivel mínimo es el resultado de un trabajo de investigación realizado en 1996 por el INEI, de manera coordinada con el Instituto Nacional de Nutrición. Es por tanto un dato exógeno.
II. Determinación de la Composición de la Canasta Alimentaria: La primera parte de la determinación de las canastas alimentarias consiste en establecer la composición de una canasta base. Esto quiere decir, establecer cuáles son los ítems que componen la canasta. Se busca que sea una canasta representativa del conjunto de la población del país, por lo que debe incluir poca representación de los productos suntuarios.
Los 48 ítems que finalmente quedaron como parte de la canasta alimentaria se obtuvieron a partir de la ENAHO 1997-IV, y el criterio respondía a cuáles eran los productos más consumidos por los hogares.
III. Determinación de la población de referencia para la Costa, Sierra y Selva y los siete dominios geográficos: Tal como se puede observar en el esquema 1, las líneas utilizadas por el INEI se estimaron partiendo de la composición y estructura de las canastas mínimas de consumo alimentario de la Costa, Sierra y Selva. Dado que los cálculos de la pobreza se hacen para siete dominios geográficos (costa urbana y rural, sierra urbana y rural, selva urbana y rural, y Lima Metropolitana) se requería previamente establecer cuál era la población de referencia de cada uno de esos dominios, puesto que conceptualmente las pautas de consumo alimentario que se utilizan para determinar las líneas de pobreza se derivan de ella.
Lo que se hizo en este caso fue calcular la población de referencia para la costa, sierra y selva y asumir que la de la costa era válida para la costa urbana, costa rural y Lima Metropolitana; la de la sierra era válida para la sierra urbana y rural; y la de la selva era válida para la selva urbana y rural.
De esta manera, el cálculo de la población de referencia de cada una de las tres regiones se hizo de la siguiente manera:
Se determinaron 99 percentiles de gasto percápita familiar( para cada región (Costa, Sierra y Selva), utilizando factores de expansión a nivel de población.
Se consideró el nivel mínimo de ingesta calórica percápita( por día de 2318 kilocalorías.
Se identificó, para cada región natural el decil móvil (de( gasto percápita) cuyo consumo diario de kilocalorías por persona fuese lo más cercano a los 2318 kcal, lo cual dio los percentiles 6 al 15 en la costa, 36 al 45 en la sierra y 22 al 31 en la selva.
Se asume que el percentil que ingiere las 2318 kcal diarias( es el que se encuentra en el lugar medio de dichos deciles. En consecuencia, se seleccionó como población de referencia al 30% contenida en los percentiles 11 al 40 para la costa (urbana, rural y Lima Metropolitana), 42 al 71 para la sierra (urbana y rural) y 27 al 56 para la selva (urbana y rural).
La elección del 30% para la población de referencia( corresponde a un tamaño de población que es lo suficientemente representativa como para rescatar de ella las pautas de consumo promedio de cada región, conteniendo por lo menos el nivel mínimo de ingesta de nutrientes, y también para desagregar la información de precios a nivel urbano y rural de cada región natural con el propósito de valorizar las canastas alimentarias.
IV. Determinación de la Estructura de las Canastas Mínimas de Consumo Alimentario Regionales: Conocida la composición de la canasta alimentaria y la población de referencia de cada región se procede a calcular la estructura o patrón de consumo de las 3 canastas regionales. Para ello se procedió de la siguiente manera:
Se homogenizó la variable "cantidad consumida de alimentos" a( un solo período de referencia (trimestre) y una sola unidad de medida (kilogramo), para luego obtener la variable cantidad (gramos) percápita diaria de cada ítem que componía la canasta en todos los hogares encuestados, tanto para la costa, la sierra y la selva.
Se determinó el nivel calórico ingerido en cada hogar,( multiplicando la cantidad consumida de alimentos y el equivalente calórico por unidad de medida, correspondiente a cada uno de los 48 ítems de consumo finalmente considerados en la Encuesta. Para este propósito se emplearon la "Tablas peruanas de composición de alimentos"17, y la "Tabla de composición de alimentos industrializados"18.
Para los ítems homogéneos (arroz, azúcar, huevo, queso( fresco, etc) la conversión se hizo de manera directa, mientras que para los ítems heterogéneos (papa y otros tubérculos, carne de res y otras carnes rojas, mariscos, otras frutas, etc) se tuvo en consideración la composición de cada uno de ellos y la región natural a la que pertenecía el hogar. Con este fin se utilizó la información desagregada del consumo alimentario contenidas en las hojas utilizadas por las encuestadoras de la ENAHO.
Para que las canastas alimentarias de cada región sean( comparables entre ellas e impliquen el consumo mínimo de ingesta de nutrientes, cada una fue ajustada multiplicando las cantidades de cada ítem por el factor "nivel calórico mínimo/ nivel calórico de la canasta" de cada región. Con lo cual se obtuvieron las canastas para las tres regiones, con un nivel calórico de 2318 kcal cada una.
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V. Precios: Para la valorización de las siete canastas alimentarias se requieren siete sistemas de precios, uno para cada dominio geográfico. Para 1997 y 1998 se calcularon las medianas de los "precios implícitos". Ello significa dividir el monto de la compra entre la cantidad adquirida por parte de la población de referencia, para cada uno de los ítems de alimentos y calcular luego la mediana de estos ratios.
Una excepción a lo anterior se dio con los 6 rubros de la canasta alimentaria correspondientes a las raciones de desayuno, almuerzo y cena procedentes de comedor popular y club de madres y otros. En este caso los precios utilizados no provienen de la encuesta de hogares misma. En 1997 se utilizó información recogida en los propios comedores populares, basados en los costos de raciones "tipo" para cada caso y luego sus montos fueron promediados. En 1998 se utilizaron los valores de 1997 indexados por medio del IPC del rubro de alimentos y bebidas de Lima metropolitana.
De otro lado, en 1998 también se utilizó como sistema de precios al mismo obtenido en 1997 (vía precios implícitos), pero indexado a 1998 a través de las variaciones del IPC general de las principales ciudades. Es decir se utilizaba en todos los casos un dato exógeno a la muestra.
VI. Coeficiente de Engel: Se calcula para la población de referencia de cada uno de los siete dominios geográficos. Este coeficiente es la división del gasto alimentario total/ gasto total.
VII. Gasto Percápita por día: Es el total del Gasto percápita diario de cada hogar.
VIII. Valorización de las Canastas Alimentarias: La sumatoria del producto de precios por cantidades consumidas (de los 58 ítems correspondientes a alimentos) da el valor diario de la canasta alimentaria. Este valor multiplicado por 30 (días) define finalmente el valor de la canasta alimentaria. Estos valores se obtienen de manera independiente para cada uno de los dominios geográficos y sólo considerando a la población de referencia correspondiente.
IX. Valorización de las Canastas Totales o Absolutas: Los valores de las canastas totales o líneas de pobreza absolutas se obtienen multiplicando el valor de la línea de pobreza extrema (o Canasta alimentaria) por la inversa del coeficiente de Engel. Siempre sobre la base de la población de referencia.
X. Indices de Pobreza FGT: Es la sumatoria de la brecha porcentual existente entre el gasto percápita del hogar y la línea de pobreza (o pobreza extrema). Esta brecha porcentual es ponderada (elevada a la potencia) por un factor que va de 0 a 2. Cuando el factor toma el valor 0 se calcula el índice Head-Count o total de pobres (pobres extremos), si es igual a 1 se calcula la brecha de pobreza, y si es igual a 2 se calcula la desigualdad de la pobreza.
El cálculo de estos índices se hace para toda la población cuyo gasto percápita sea menor al valor de la línea de pobreza o pobreza extrema, según lo que se quiera calcular.
Nota: Dado que para 1998 se utilizaron las canastas alimentarias (composición y estructura) de 1997, se partió del punto III de la metodología.

camino para seguir explorando.

. RECOMENDACIONES PARA MEJORAR LA METODOLOGÍA APLICADA Y LA CAPTURA DE INFORMACIÓN SOBRE CONDICIONES DE VIDA
1. Luego de una revisión conceptual de la metodología utilizada por el INEI en 199719 llegamos a la conclusión de que existe una incoherencia, posible de mejorar, en cuanto a los rubros de consumo fuera del hogar. Ello es así por el hecho de que una misma ración de menú de un comedor popular o club de madres podría tener dos formaciones distintas de precios, dependiendo únicamente del lugar físico donde era consumida. Es decir, si el menú obtenido del comedor popular o club de madres se consumía en el mismo local se consideraba como "consumo fuera del hogar", y si este mismo se consumía en la vivienda del comprador o beneficiario se consideraba como "consumo obtenido de instituciones benéficas". Para 1997, en el primer caso los precios se determinaron exógenamente a la muestra mientras que para el segundo caso se calcularon los precios implícitos.
2. Relacionado a lo anterior se tiene el caso de la manera en que se distribuyen los rubros de la canasta alimentaria referidos al consumo fuera del hogar. Consideramos que deberían de agruparse los rubros de una manera más lógica, es decir si las raciones provienen de un comedor o club de madres no debe interesar dónde se consume. En este rubro deben estar todos los beneficiarios de ese servicio, de tal forma que luego se pueda saber cuál es su peso real en la canasta alimentaria.
3. Otro problema encontrado es que para la encuesta de 1997 no se incluyen las preguntas (dentro del rubro de alimentos consumidos fuera del hogar) de si la cuenta fue individual y de cuál ha sido el número de personas que consumieron. De esta manera, no se puede calcular el verdadero valor de la cantidad consumida total ni de los precios implícitos por ración, lo que sí es posible para 1998 (Ver esquema 2). Para 1997, se asume que el número de personas que consumieron fuera del hogar por vez era igual a 1. Este problema se presenta fundamentalmente cuando se quieren hacer comparaciones entre los valores de la canasta de 1997 y 1998, dado que existen diferencias metodológicas originadas por las diferencias en los cuestionarios en estos rubros.
4. Metodológicamente existe algo no muy claro en lo que se refiere a la determinación de la población de referencia de los siete dominios geográficos. La metodología usada establece que para el caso, por ejemplo, de la sierra urbana y la sierra rural se usan los mismos percentiles obtenidos de la sierra como un todo. En este sentido, los percentiles de gasto percápita del 42 al 71 del total de la sierra, podrían no necesariamente corresponder a los percentiles que en la sierra rural están más cercanos al consumo de 2318 kilocalorías percápita al día.
Una manera más adecuada sería obtener estos percentiles para cada uno (y de manera independiente) de los dominios. Lo cual significaría tener que ampliar la muestra, al menos en estos grupos de población para obtener resultados estadísticamente significativos.
5. El hecho de que la población de referencia se obtenga del 30% a partir del punto medio del decil móvil, merece también algún comentario. Esto trae como consecuencia que el promedio del gasto percápita y por tanto del consumo calórico esté bastante por encima del parámetro que determina a partir de donde se es o no pobre (2318 kcal). En otras palabras la población de referencia tiene un consumo bastante superior al de la "línea de pobreza calórica".
Debido a lo anterior es que se hace un ajuste en la canasta, no obstante el problema podría evitarse si es que la población de referencia toma una porción por encima y otra por debajo a la de la línea de pobreza, teniéndose en este caso posiblemente también que ampliar la muestra en este segmento. Sin embargo, esta cambio en la metodología implica rehacer cálculos para los años anteriores a fin de hacerlos comparativos.
6. En cuanto a preguntas que debieran añadirse a los cuestionarios de la ENAHO a fin de capturar mejor la información sobre pobreza y condiciones de vida, consideramos importante desagregar el origen de las donaciones, es decir si provienen del gobierno o del sector privado. Con ello se podrá determinar con más exactitud el efecto que la política social del gobierno tiene en amortiguar la pobreza y en que sectores. Asimismo, sería de mucha utilidad incluir un módulo de preguntas subjetivas dado que todo lo que concierne a la pobreza subjetiva está siendo dejado de lado, y es un importante complemento al cálculo de las líneas de pobreza y al de las brechas y perfiles de condiciones de vida.
Esquema 2: Cálculo de los Precios implícitos
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Nota: La parte sombreada es la que no se puede obtener con la información existente en la encuesta de 1997. El cálculo realizado por el INEI para ese año asume que este es siempre igual a 1, lo cual no es necesariamente cierto.
B. CÁLCULO DE LA POBREZA PARA 1995 Y 1996: GENERACION DE UNA SERIE COMPARABLE CON 1997 Y 1998
I. CÁLCULO DE LAS LÍNEAS DE POBREZA ALIMENTARIA Y TOTAL:
Antecedentes:
La información (los cuestionarios) y la composición de las canastas de 1995 y 1996 difieren de la que se tiene para 1997 y 1998, por lo que la mejor manera de tener una serie comparativa de los valores de la línea de pobreza es utilizar un año base. En este caso sería 1997 por ser el año utilizado como referente para la canasta y los precios implícitos de 1998, con lo que la serie hacia delante y hacia atrás sería coherente.
Metodología:
La valorización de la canasta alimentaria partirá del valor de la canasta de 1997 correspondiente a los 48 items de bienes y servicios básicos. Ello se llevaría hacia atrás por medio del IPC en el rubro de alimentos y bebidas. A este valor se le aplicaría un factor de ajuste correspondiente a la relación entre el valor total de la canasta alimentaria y el valor de los 48 items básicos (calculado sobre la base de la información de 1997), obteniéndose así el valor de la canasta alimentaria.
Para el caso de la línea de pobreza total se actualizaría a 1995 y 1996 el valor de la línea de pobreza absoluta de 1997 a través del IPC general, evitándose así el uso de los coeficientes de Engel. (Ver cuadro)
 INCLUDEPICTURE "http://www.inei.gob.pe/biblioineipub/bancopub/est/lib0080/Image53.gif" \* MERGEFORMATINET 
II. ESTIMACIÓN DEL GASTO PERCÁPITA DEL HOGAR20:
Dado que los cuestionarios de la ENAHO 1995 y 1996 difieren de los correspondientes a 1997 y 1998, fundamentalmente en la información obtenida del rubro gasto del hogar, y ante la imposibilidad de reconstruir estas variables y adecuarlas a la data de 1997, es que una alternativa para estimar los valores del gasto percápita del hogar para 1995 y 1996 es partir del ingreso percápita del hogar de 1997, pues está demostrado que el ingreso es una buena variable próxima del gasto.
Metodología:
i) Para el año base utilizado (1997) se calcula el ratio Gasto percápita /Ingreso percápita para cada hogar, con lo cual se tiene en cada caso el factor de ajuste µ.
ii) Para los hogares urbanos se calcula el ingreso percápita estimado de 1996 y 1995 actualizando el de 1997 por medio de las variaciones anuales del PBI real global. Para los hogares rurales la actualización se hace a través de las variaciones anuales del PBI real agropecuario.
iii) Los valores del ingreso percápita obtenidos en el punto ii) se multiplican por el factor de ajuste µ, obteniéndose con ello los valores estimados del gasto percápita del hogar para 1995 y 1996.
Esta metodología asume que la población de referencia y la estructura y composición de la canasta de 1997 es la misma para 1996 y 1995.
III. LA POBREZA EN EL PERÚ 1995-1998
Con los datos calculados en las secciones I (Línea de pobreza) y II (Gasto percápita del hogar) para 1995 y 1996, se procede al cálculo del índice FGT (0) o Head Count ratio por dominios. De esta manera, los resultados de la serie de tiempo de pobreza y pobreza extrema se pueden observar en el siguiente cuadro:
La Pobreza en el Perú 1995-1998Dominio1995*1996*1997*1998*P. Ext.Pob.P. Ext.Pob.P. Ext.Pob.P. Ext.Pob.TOTAL13.8733.6015.9837.3015.9537.5815.6537.33Costa Urbana2.4522.324.125.373.7825.275.127.91Costa Rural17.3445.6319.4248.720.449.8819.8743.07Sierra Urbana6.7530.398.9534.48.1934.438.5932.81Sierra Rural38.9760.5442.463.2842.463.7742.9361.98Selva Urbana6.2225.047.9431.877.9431.816.6633.46Selva Rural27.2249.6930.2751.9431.3252.7126.1853.21Lima Metropolitana1.0015.282.1219.882.1220.101.9721.21Fuente: INEI-ENAHO 1995,96,97,98; IPC varios años. BCRP: PBI 
17.- Séptima edición, 1996.
18.- Instituto Nacional de Nutrición y Ministerio de salud, 1993.
19.- INEI, 1998 (Op.cit).
20.- Existen diversas alternativas para estimar el gasto percápita del hogar, algunas más simples y otras más elaboradas que la presentada en este trabajo, pero dado que el objetivo era tener una serie comparable de pobreza con los datos de 1997 y 98, el método que se expone en esta sección fue el que arrojó los resultados más consistentes.